Fecha

2017

Chica Luz

En esta ilustración se busca representar la idea de limpiar la mente de una sociedad superficial, materialista, de apariencias y contradictoria, que nos vuelve locos.

Los medios y el uso constante de las redes sociales, por un lado, intentan vendernos la aceptación de uno mismo tal y como es, tanto física como mentalmente hablando; y por otro, nos juzgan constantemente y nos “obligan” a hacer ver a los demás que somos perfectos y felices todo el tiempo. La felicidad es un estado como cualquier otro y por tanto es pasajero, no podemos pretender ser felices siempre, aunque el objetivo sea serlo el mayor tiempo posible. Y no pasa nada, si no los demás sentimientos carecerían de sentido. Sin embargo, parece que esto haya de reflejarse sí o sí, y que haga pensar a la gente que si los demás piensan que son felices, realmente lo serán. Del mismo modo pasa con el físico, no puedes decirle a una persona que acepte su cuerpo tal y como es y bombardearle después con una presión social que le obligue a encajar en un canon de belleza, o maquillarse de cierto modo ocultando por completo su rostro original, dando a entender que aquello que debe ocultar son defectos y por ello no puede mostrarlos de forma natural.

Esta ilustración representa un poco todo esto, y como hay que buscar el desconectar de ello y reconectar con uno mismo, con su interior, con lo que siente o no siente en realidad.
Quererse, cuidarse, no dejarse arrastrar, pensar por uno mismo. No buscar aparentar, si no fijarse unos objetivos e ir a por ellos sin importar lo que piensen los demás o los altibajos que impliquen el camino para conseguirlos. Para ello, hay que poner en marcha pensamiento y corazón. De ahí que en la ilustración queden representados con una luz, que se enciende, que renace de nuevo. Cierra los ojos, siéntete. Quítate la ropa, desnuda tu interior y tu exterior, porque no la necesitas para ser nadie.

Fecha

2017

Chica Luz

En esta ilustración se busca representar la idea de limpiar la mente de una sociedad superficial, materialista, de apariencias y contradictoria, que nos vuelve locos.

Los medios y el uso constante de las redes sociales, por un lado, intentan vendernos la aceptación de uno mismo tal y como es, tanto física como mentalmente hablando; y por otro, nos juzgan constantemente y nos “obligan” a hacer ver a los demás que somos perfectos y felices todo el tiempo. La felicidad es un estado como cualquier otro y por tanto es pasajero, no podemos pretender ser felices siempre, aunque el objetivo sea serlo el mayor tiempo posible. Y no pasa nada, si no los demás sentimientos carecerían de sentido. Sin embargo, parece que esto haya de reflejarse sí o sí, y que haga pensar a la gente que si los demás piensan que son felices, realmente lo serán. Del mismo modo pasa con el físico, no puedes decirle a una persona que acepte su cuerpo tal y como es y bombardearle después con una presión social que le obligue a encajar en un canon de belleza, o maquillarse de cierto modo ocultando por completo su rostro original, dando a entender que aquello que debe ocultar son defectos y por ello no puede mostrarlos de forma natural.

Esta ilustración representa un poco todo esto, y como hay que buscar el desconectar de ello y reconectar con uno mismo, con su interior, con lo que siente o no siente en realidad.
Quererse, cuidarse, no dejarse arrastrar, pensar por uno mismo. No buscar aparentar, si no fijarse unos objetivos e ir a por ellos sin importar lo que piensen los demás o los altibajos que impliquen el camino para conseguirlos. Para ello, hay que poner en marcha pensamiento y corazón. De ahí que en la ilustración queden representados con una luz, que se enciende, que renace de nuevo. Cierra los ojos, siéntete. Quítate la ropa, desnuda tu interior y tu exterior, porque no la necesitas para ser nadie.