La Tierra y el ser humano, forman parte de un todo, están conectados.
Si la Tierra enferma, el ser humano enfermará.
Si la Tierra muere, el ser humano morirá con ella.
La Tierra con gritos desesperados de auxilio, intenta florecer de nuevo, pero el ser humano sigue dormido, sin querer asumir que ésta se marchita a pasos agigantados.
¿Será el ser humano capaz de reconectarse con la Tierra a tiempo para ayudarla?

Sin embargo, hay una mínima parte de personas que empiezan a ser como una raíz.
Una raíz que aún a ciegas, busca su camino. Se aleja del resto para abrirse paso ante cualquier obstáculo que se lo impida.
Fuerte e impetuosa, aunque parezca calmada.
Se adapta al espacio y a la forma que se le ofrece, pero eso nunca implica que se someta a él, porque cuando menos te lo esperes, se hará notar.
Abre los ojos, despierta. Sé raíz y no maceta.